Una noche de verano, en un pequeño pueblo de Castellón, dos chicas universitarias se entretenían jugando con plastilina. Estaban concentradas, como si la vida les fuera en ello, y tan sólo intercambiaban palabras para hablar de sus progresos y/o resultados. Luego, claro, venían las risas (escandalosas en su mayoría).
Y no, ninguna de ellas se sentía ridícula (lo cual a estas alturas puede ser un problema) , sino todo lo contrario: les gustaba y se lo estaban pasando bien. Consiguieron incluso atraer a un tercer participante.
Curiosamente, esa misma noche una de ellas descubrió algo que la plastilina no podía enseñarles:
¡¡¡Es relativamente fácil pasar de comer mierda a presidente si sabes cómo jugar tus cartas!!!
Qué certeza más cierta!!! :D
ResponderEliminarA veces tenemos todos los ingredientes para hacer algo; solo hay que añadirlos en el orden correcto.
jajajajajajajajajaja
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